Empezó el negocio de los anticuchos para poder alimentar a sus hijos y ahora sigue trabajando para darle gusto a todos aquellos que la siguen adonde vaya
Grimanesa Vargas es una estrella dentro de la gastronomía peruana. Por sus anticuchos, la gente está dispuesta a hacer largas colas y a esperar horas.
Doña Grima, como la llaman con cariño, ha ganado premios, ha recibido homenajes y hasta ha sido la imagen de un comercial de televisión.
Esta señora ayacuchana ha luchado bastante para poder alcanzar el éxito del que hoy día goza y, sobre todo, para poder decir con orgullo que logró que todos sus hijos sean profesionales. Su historia sirve de ejemplo a todas las mujeres emprendedoras del país.
“Quedarme sola con mis cinco hijos chiquitos fue lo más difícil de mi vida. Trabajé en muchos lugares, de uno a otro lado, sin que me alcanzara muchas veces la plata. Gracias a Dios pude salir adelante”, contó en una entrevista otorgada a la agencia Andina.
BENDITO CORAZÓN
Fue con la venta callejera de anticuchos que sacó adelante a su familia. A pesar de que lee y escribe poco “por falta de unos documentos no terminé la primaria en la escuelita fiscal-, la “tía Grimanesa” se las ingenió para crear un negocio rentable.
“Creo que sobre todo hay que ser calmada, y, en mi caso, que en el negocio se hagan las cosas conforme yo digo. Tengo personal que trabaja para mí, y estoy allí, observando que todo esté bien hecho y limpio”, dijo.
Hoy en día sus clientes son tantos que reconoce que el siguiente paso es establecerse en un local propio. “Me encanta la calle, pero tengo que buscar un local, ya me han dicho”, dijo en referencia a la queja de los vecinos de Miraflores por la bulla y tráfico que se genera por las personas que todos los días buscan comer su famoso anticucho.
“(Los clientes) son como mi familia. Vienen, me conversan, me presentan a sus hijos. Hay un montón que llegaron chiquitos y ahora son grandes, hasta padres de familia son. Yo conozco a todos mis caseros”, contó Grimanesa.
A sus 69 años, doña Grimanesa dice que nunca sintió vergüenza de su trabajo y que su sueño es volver a su tierra natal, Espite, en la provincia de Víctor Fajardo en Ayacucho. “Tengo una hermana vive allá. Quiero verla antes de que se vaya ella o me vaya yo”.
Fuente : El Comercio
Doña Grima, como la llaman con cariño, ha ganado premios, ha recibido homenajes y hasta ha sido la imagen de un comercial de televisión.
Esta señora ayacuchana ha luchado bastante para poder alcanzar el éxito del que hoy día goza y, sobre todo, para poder decir con orgullo que logró que todos sus hijos sean profesionales. Su historia sirve de ejemplo a todas las mujeres emprendedoras del país.
“Quedarme sola con mis cinco hijos chiquitos fue lo más difícil de mi vida. Trabajé en muchos lugares, de uno a otro lado, sin que me alcanzara muchas veces la plata. Gracias a Dios pude salir adelante”, contó en una entrevista otorgada a la agencia Andina.
BENDITO CORAZÓN
Fue con la venta callejera de anticuchos que sacó adelante a su familia. A pesar de que lee y escribe poco “por falta de unos documentos no terminé la primaria en la escuelita fiscal-, la “tía Grimanesa” se las ingenió para crear un negocio rentable.
“Creo que sobre todo hay que ser calmada, y, en mi caso, que en el negocio se hagan las cosas conforme yo digo. Tengo personal que trabaja para mí, y estoy allí, observando que todo esté bien hecho y limpio”, dijo.
Hoy en día sus clientes son tantos que reconoce que el siguiente paso es establecerse en un local propio. “Me encanta la calle, pero tengo que buscar un local, ya me han dicho”, dijo en referencia a la queja de los vecinos de Miraflores por la bulla y tráfico que se genera por las personas que todos los días buscan comer su famoso anticucho.
“(Los clientes) son como mi familia. Vienen, me conversan, me presentan a sus hijos. Hay un montón que llegaron chiquitos y ahora son grandes, hasta padres de familia son. Yo conozco a todos mis caseros”, contó Grimanesa.
A sus 69 años, doña Grimanesa dice que nunca sintió vergüenza de su trabajo y que su sueño es volver a su tierra natal, Espite, en la provincia de Víctor Fajardo en Ayacucho. “Tengo una hermana vive allá. Quiero verla antes de que se vaya ella o me vaya yo”.
Fuente : El Comercio
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